


Esta exposición me ha dejado fría. De hecho, he llegado a pensar que el propósito de ir a la misma era conocer las instalaciones en las que se exponía y la forma de exponer, distinta a lo que estamos acostumbradxs.

Si bien es cierto que el tema que toca es peliagudo, me faltaba algo de humanidad en la exposición. Los mapas bordados sí me dieron escalofríos, al igual que la sucesión de fotografías de la gran pantalla hacían que brotase una enorme impotencia en mi interior al no entender el por qué de la guerra. Los relojes, innovadores, sin más. Lo dicho: el edificio es asombroso, pero me falta humanidad.
Fotografías realizadas por mí y por mi amigo Pablo Andrés, el cual salió con la misma sensación que yo.
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